Espero sentarme con calma a escribir cómo fue la llegada al mundo de Milagrito... Pero ahora quería contar lo que empecé a descubrir en ese mismo momento.
Hasta el 15 de Febrero, yo no había cogido a un bebé que no mantuviera más o menos bien el cuello por miedo a hacerle daño. Hasta ese día, una noche en la que me despertara un par de veces, era una mala noche y me costaba muchísimo aguantar despierto el día siguiente, ... Hasta ahí, era un chico normal.
Pero mi hija, que tenía prisas por conocer este mundo, me cambió por completo desde ese mismo instante en el que nació.
Al ser prematura, todos nos decían que era fundamental el contacto, que nos sintiera, que nos escuchara, ... Así que cuando me dijeron que si quería darle el primer biberón no podía ni quería decir que no. Y me asustaba cogerla y hacerle daño. Me asustaba verla con un respirador en su pequeña nariz... Me asustaba tirar de la sonda gástrica, o lastimarla con la vía... Pero ahí ya empezaba a notar el cambio que ella estaba provocando en mí: mi miedo no importaba. Mis lágrimas ya no tenían sentido... Así que la cogí, y le hablé, y la besé... y le conté que su madre pronto la iría a ver. Y le dije lo guapa que era, ... Y ella comía... Así que las lágrimas se transformaron en sonrisas con cada uno de sus buches. Y el miedo en alegría cuando le quitaron la sonda al ver que comía bien.
Con una niña preciosa que luchaba con fuerzas y pronto no necesitó ninguna de esas mangueras que la rodeaban. Y una mujer que aunque lo pasó realmente mal, cuando por fin pude verla tras su cesárea mantenía la sonrisa como una campeona y se aseguraba de que su hija estuviera bien antes de saber cómo estaba ella... Con esas dos joyas en mi vida, era consciente de mi nuevo super poder: Soy padre. Y ahora sé que sería capaz de cualquier cosa por ellas.
Y tras 36 horas sin dormir, nunca me había sentido tan fuerte. Y le siguieron varios días en la silla de un hospital, descansando a ratos cuando se podía, pero sintiendo cada vez más fuerza, porque mis chicas se recuperaban.
El sueño ya no me hace tanto efecto... El miedo ya no me paraliza si se trata de estar con ellas... No es uno de esos super poderes que te ayudan a proteger el mundo. Pero sí sirve para proteger nuestro mundo y hacer todo lo posible para que ellas sean felices.
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Los pelos como escarpias
ResponderEliminarEs que estaba inspirado pichón ;) Gracias por compartir estos momentos con nosotros
EliminarMuchas gracias!! Ahí estamos aprendiendo a adaptarnos y con una sonrisa enorme todo el día ;)
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