jueves, 12 de marzo de 2015

Un paquete de pañales y dos kilos de paciencia... por favor

Imagen de danjaeger
No sé si soy un buen padre... llevo poco tiempo en el gremio y además, no sería la persona más adecuada para determinarlo. Lo que sí tengo claro es que voy a intentar serlo. Y en ese camino, ya he aprendido algo: la paciencia es un ingrediente indispensable.

Hace un par de días, tras darle el bibe a Milagrito iba a cambiarle el pañal y la ropa. Una tarea sencilla, que no tendría que llevar más de diez minutos, así que ya estaba planeando qué iba a hacer a continuación... ¡¡QUÉ ERROR!!

Al quitarle el pañal, veo que no ha hecho caca, cosa rara en ella porque tras cada comida, con precisión alemana, la mujer se queda a gusto. Así que decido esperar un poco, porque estoy seguro de que se lo va a hacer... Pero no le veo intenciones y tampoco la iba a tener ahí todo el día, así que le pongo un pañal limpio y le cambio la ropa. Cuando estaba abrochando el último clip del body, que no eran pocos, escucho el temido "PHHSRRR"...¡LO SABÍA!

Así que vuelvo a desabrochar lo justo para quitar el pañal, la limpio bien, seco, pongo cremita (porque estos días le estamos poniendo)...y justo en ese instante que ella sabe que soy vulnerable (PORQUE LO SABE), que es el momento en el que quitas el pañal viejo y vas a poner el nuevo.... ¡¡LA MEADA DE LA VIDA!!

Al ser a escape libre, coge el body a la altura de la espalda, recién lavadito, dobladito y puesto...Así que a empezar el ciclo. Si se tratara de cualquier otra cosa, ya tendría suficiente como para acordarme del santoral completo, los doce apóstoles y algunos de sus colegas...Pero es mi niña y hasta me río.

Vuelvo al punto de partida, pero esta vez con la tranquilidad de saber que ya no le queda munición... ¡¡QUÉ ERROR!! Mi confianza hace que me coja desprevenido, y cuando estaba como vino al mundo, se vuelve a hacer caca...con alegría, no una simple pedorruta...¡NO!...una cagada en toda regla que deja un reguero de mierda en el cambiador...

Y ahí estoy yo, que me había arrimado un poco para esquivar un buche, luego para esquivar una meada y ahora tenía que esquivar una montaña de MIERDA... y el cambiador no es infinito. Así que improviso un cambiador en la cama...y vuelvo a empezar...¡OTRA VEZ!

Y los diez minutos se convirtieron en una hora...Así que voy aprendiendo: los niños tienen sus propios ritmos. Y ahora intento organizarme con tiempos relativos. Por ejemplo, digo: cuando termine con el bibe (sin tiempo previsto) haré tal cosa, si me da tiempo...y si no...bueno, ¡qué importa! Lo importante es que se coma su bibe y yo disfrute dándoselo.

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